top of page

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NORBERTO DE LA TORRE GONZÁLEZ EN LA BIBLIOTECA

 

“PRIMO FELICIANO VELÁZQUEZ"

 

 

 

Noble objetivo, sin dudas, es recibir en nuestra modesta institución, a escritores como Norberto de la Torre González, entre otros, y que continúa, pese a todas las implicaciones lamentables que padecemos en el orden social, ejerciendo el difícil arte de la literatura en busca de esquemas sensibles para que la realidad esté en las posibilidades del potencial lector con mucha más estima, conocimiento y razones argumentativas que  permitan comprendernos y atesorar, con más rigor, una visión del mundo  sublime, pero también menos ilusa y sí, adjetivada por la admiración y el asombro que es la oportunidad de compartir con aquellos que son partes de nuestro entorno más inmediato, para que la calidad del criterio humano sea más pleno y, si se quiere -porque no- mágico y misterioso, pero aprehensible desde perspectivas de una más significativa evolución.

Es por ello que escucharemos algunos de sus escritos y opiniones que nos aporten los afanes que el autor busca elucidar, a través de la generosa entrega de sus cartas de literatura, como alguna vez las ha definido.  La cita es en la calle 3, 805b, Col. Industrial Aviación, el Jueves de Conciencia Bibliotecaria, 12 de marzo en punto de las 17:00 horas.

Norberto de la Torre González nace en México, D. F., en febrero de 1947. Radica en San Luis Potosí desde 1971. Realiza estudios de psicología y filosofía. Ha participado en distintos cursos y talleres de literatura con escritores como David Ojeda, Miguel Donoso Pareja, Christopher Domínguez, Marco Antonio Campos, Antonio Carreira, Carlos Montemayor, y Eduardo Milán.

Obtuvo los premios estatales “Manuel José Othón”, y el “Francisco Martínez de la Vega” en periodismo de fondo. Algunos de sus poemas han sido traducidos y publicados en revistas de Bélgica y Estados Unidos de Norteamérica. Actualmente ejerce la docencia en la UASLP y recientemente fue nombrado Jefe del Departamento Editorial, de la mencionada institución.

 

Entre sus obras publicadas están “Ciudad por entregas (1995); “Los disfraces del dragón” (1996); “La casa y otros lugares” (1997); “Juan del Jarro” (1999); “Tiempo es una metáfora que duele” (2002); “Cicatrices y cenizas” (2007); “El universo en un sombrero” (2008); “Sin mirar a los espejos” (2009); “Mariposas negras” (2011).

En estos tiempos en que todo está en peligro de costar más allá de lo imaginable, es de agradecerse que aquellos que se dedican a la creación, en cualquiera de sus senderos, aporten su tiempo en beneficiar a la comunidad, que tanto necesita enfocar su inteligencia hacia lados más nutritivos de la verdad y la belleza. Les esperamos. El acceso es gratuito. Mayores informes al 8337553

 

 

Un gato en el espejo

 

El gato como tema es un asunto muy manido. Sin embargo no puedo, en esta ocasión, pasar por alto la historia de un felino doméstico que apareció de pronto en mi casa. Se presentó como una mancha gris. Recorrió sigiloso cada rincón. Observó el paso de la sombra por los pasillos y los muros. Pasó largas horas debajo de los muebles y las camas. No sé por qué, pero aborrecía los espejos, arqueaba el lomo y huía despavorido cuando veía su imagen reflejada. Un día le dio por subirse al entrepaño más alto del ropero y ya no salió. Se quedó a vivir en la íntima oscuridad del guardarropa. Dice mi mujer que sí salía, por la noche, y hacía una vida normal de cazador que acecha. Nunca lo volví a ver fuera del clóset, aunque sí lo presentí, o lo soñé, durante un salvaje ritual de amor en la azotea. Pasados unos meses desapareció, no volvimos a oír su ronroneo, ni su llanto lastimero a la luz de la luna. De él sólo quedó su olor y algunos pelos enredados en la ropa. Se disolvió en el aire como una pompa de jabón que se revienta. Escribo esto para dejar constancia de que un gato vivió en mi casa y se fue, pero dejó su imagen grabada en los espejos. Ahora, cada vez que me peino, o me rasuro, veo la imagen de un gato que me observa como si yo fuera un tímido ratón a punto de convertirme en presa.

 

 

Fragmento

 

“El atardecer de otoño es propicio para buscar la fauna extraña que se oculta en los dobleces del aire. Podrás encontrar libélulas de hielo que producen tempestades con el batir de sus alas; arañas silenciosas que clavan estalactitas en el cuerpo blando de sus presas; tigres diminutos al acecho; serpientes, como hilos, escondidas en los rayos del sol que ya declina; murciélagos de sombra que buscan el color de las fresas, y los labios, para saciar su sed. Todo en esta ciudad ocurre en el umbral del sueño, todo es una ilusión que desvanece cuando descubres la inamovible máscara de arena y la eterna soledad de las dunas. Habitamos una ciudad que ya está muerta y no lo sabe, así que no nos queda más remedio que aguardar a las que ya se gestan en el vientre de fuego del desierto.” Leí este fragmento y no pude menos que investigar su historia. Se trata de una viñeta escrita por un autor anónimo del siglo veinte que sólo escribió un texto, éste, que reprodujo cientos de veces con apenas una variación mínima, una palabra cambiada, una coma de menos o de más. A la larga el texto se transformó en rumor y los niños lo repiten de memoria, pero, sobre todo, los estimula para buscar mariposas y alimañas en los pliegues del aire.

 

 

Todo es arena

 

En un grano de arena está el desierto, lo demás es una ilusión provocada por el dolor de la sed.

 

 

 

 

EDITOR: MARIO O. DÌAZ DE LEÒN JASSO

TEXTOS:HÈCTOR ESQUER QUIÑONEZ

bottom of page