IRMA ROMERO MÉNDEZ cumplió con profesionalismo y mucha voluntad, su compromiso para hablarnos de uno de los libros que le cautivó, y piensa que toda mujer y hombre, tienen el deber de leerlo; no sólo porque somos mexicanos, sino por tener la obligación de ser universales. A esas alturas la llevó el libro de Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz, o las Trampas de la Fe. Mujer, profesionista, madre de una niña que comparte sus niveles de evolución, y que también estará aquí el 25 de mayo, dentro de los “Jueves de Conciencia Bibliotecaria.”

IRMA supo imprimir a sus planteamientos no sólo lo que expresan Octavio Paz, y Sor Juana, sino sus propios sentimientos y opiniones respecto al destino tan afortunado, por sus cualidades; y tan tétrico por la época que le tocó vivir que, para más desgracias, no dista mucho de las que tenemos ahora, pues la mujer sigue siendo objeto de comercio, objeto de vanidades y objeto de violencia machista. Si la maldita, que no “santa” inquisición, no se ha ido, está en cada macho, en cada injusticia, en cada asesinato, en cada violación, en cada corrupción que las ultraja.

Nuestra conferencista mostró sensibilidad y pasión, sintiéndose no merecedora de hablar de dos personajes universales tan importantes; ¡pero de eso se trata!, de que la gente que no es especialista en las letras literarias, expresen su voz y sus impresiones de algún libro que hayan leído.

Sinceramente, yo me sentí muy afortunado de escucharla, de sentir su tensión, su nerviosismo, pero también su carácter para afrontar estar detrás del micrófono hablando de sus convicciones por la lectura, de un libro, en mi opinión, uno de los más inmensos de Octavio Paz. Y supe que la población cotidiana sabe y piensa cuando se toma la oportunidad de ir más allá de las desagradables rutinas del poder de los medios masivos de comunicación que, sólo domestican, miserablemente, a millones… ¡Felicidades Irma!   

dulce