TEXTOS:HECTOR ESQUER QUIÑONEZ
TEXTOS:HECTOR ESQUER QUIÑONEZ
TEXTOS:HECTOR ESQUER QUIÑONEZ
TEXTOS:HECTOR ESQUER QUIÑONEZ
TEXTOS:HECTOR ESQUER QUIÑONEZ
TEXTOS:HECTOR ESQUER QUIÑONEZ
ESTUVO MUY PRESENTE “FELIX DAUAJARE TORRES” EN LA BILIOTECA
Ante un púbico de 55 presentes, entre los cuales, la gran mayoría, fueron y so alumnos de arquitectura de la Universidad Cuauhtémoc, Héctor Esquer, Encargado de la Biblioteca “Primo Feliciano Velázquez”, habló, de manera bastante coloquial, sencilla y accesible, del poeta potosino FELIX DAUAJARE TORRES (1919-2011) mostrando las más de las veces, su admiración por un hombre decente en todo sus ámbitos evolutivos, y fiel siempre a la lectura y a la poesía, faro de su luz interior, de su pensamiento inquieto y creativo y de sus muchas consolaciones…
Esquer tenía proyectado algo más didáctico y formal respecto a las características de su intervención, pero al tener a tantos estudiantes jóvenes, y que por obvias ausencias de lecturas, por lo que desconocen mucho de la importancia poética, tuvo que darle un giro de 180 voces a la conferencia, para participarles las bondades de la palabra literaria de este hombre extraordinario que, hasta el último respiro, se abocó a la evolución del conocimiento en bien de la cultura de nuestro Estado. Y porque entre los llamados y los elegidos lo que media es la disciplina que hacen que el talento no se apague.
Félix Dauajare vivió con sentido del humor, y siempre a la semejanza de los asombros y las curiosidades y con esa extraña juventud sempiterna que le acompañaba y lo definía. Es por eso que Esquer se abocó a leer de sus poemas, deteniéndose en algunos versos para hacer participar al público y que sintieran los beneficios que la poesía causa en los ánimos de quienes la reflexionan y la asumen en constantes descubrimientos. Porque todo es poesía, les dijo en el sentido de lo trascendente por supuesto, y el poeta lo que hace es escribir poemas donde nos muestra la poesía que no sabíamos mirar, para que la asumamos y recibir su sustancia y sus terribles delicadezas.
Esquer se apartó de la grandilocuencia de los datos biográficos de Dauajare, para incorporarlo a la pasión con la que vivió, fuera de homenajes y los reconocimientos era más que humano cuando no le importaron las alturas que el polvo enceniza con sus egocentrismos y, uno podía hablar con él, como se habla con un joven y, él sabía hablar con uno, despojado de las falsas alucinaciones que el canto de las sirenas propician.