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¿PARA QUÉ SIRVE ASISITIR A  LA BIBLIOTECA?

 

Es mi opinión como un síntoma entrópico. Es cierto que cualesquier lugar puede funcionar como una biblioteca. Eso es verdad. Qué clase de espacio sea, es otro asunto. Hay bibliotecas con orden aleatorio y las hay con la enérgica disposición de seguir un rumbo predeterminado hacia la búsqueda de objetivos no muy claros tal vez, pero que permiten ciertos encuentros para precisas revelaciones. El universo es una biblioteca, nuestro modesto planeta es una biblioteca, el hogar, la ciudad, las oficinas pueden ser bibliotecas si existe un mínimo de intención por evolucionar. Esa es la clave: e-vo-lu-cio-nar.

Las bibliotecas son espacios donde se busca y se rebusca, de manera intencionada, evolucionar en todos los sentidos posibles, incluso en el religioso. La intención tiene un efecto de voluntad, es decir, quema lo que toca en busca del Fénix que nos lleve a la iluminación… de 1 voltio, aunque sea, pero iluminación al fin; digo, si nos comparamos con gente como María Curié, Einstéin, San Francisco, entre muchos otros que alcanzaron la iluminación al 100… Pero toda iluminación, por poquita que sea, ayuda a que la oscuridad sea menos oscura, para reconstruir nuevos fuegos, nuevas bóvedas de pensamiento que definan templos del saber y templos humanos.

No se debe (se puede) venir a una biblioteca con la facilidad de asistir a la vida cotidiana, al día siguiente y como si no pasara nada en el mundo y en nosotros, es decir, como si tuviésemos ya pacto con la Eternidad. No debemos venir en términos de obligación. Todo lo contrario, hay que venir con el ánimo de un muerto que busca resucitar, con los incendios de aquel que ya se encontró, con las búsquedas del que sabe que nunca va a terminar de encontrar, y por eso busca la sabiduría de aquel que entre más sabe, sabe que sabe menos y eso le causa placer.

La biblioteca es un espacio de extensión constante, de dimensiones poliédricas, de planos interconectados con la curiosidad y el asombro, y con la experiencia de los contrastes dimensionales de los paralelos que en el libro se tocan, que en el dato que al fin lo tenemos por la verdad nos dice su parte de mentira, pero que nos sirve para no dejar ir el siglo en que vivimos, sin nosotros.

Héctor Esquer.    

 

EDITOR: MARIO O. DÌAZ DE LEÒN JASSO

TEXTOS:HÈCTOR ESQUER QUIÑONEZ

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